22 Febrero 2021
¿Qué siente una madre cuando le arrebatan su hijita a dos días de haber dado a luz? ¿Que siente una joven mujer que ha vivido toda su vida con la certeza de que su madre la abandonó al nacer? Después de 40 años, madre e hija se reencuentran, y no lo pueden creer.
Dagens Nyheter aborda el tema de los niños que fueron robados en Chile y dados en adopción en Suecia. “¿Cerró los ojos Suecia cuando se llevaron los niños?”, escribe Peter Wolodarski en la editorial del domingo. Y concluye: “Una comisión de la verdad sería un primer paso. La verdad no es peligrosa, es necesaria”.
Por: Marisol Aliaga
Duele el alma leer el reportaje del matutino Dagens Nyheter(Noticias del Día) fruto de una intensa investigación periodística que ha tomado meses en realizar. El equipo del diario ha conversado con los niños/as –ahora adultos, que viven en Suecia – que fueron dados en adopción hace 40 años atrás, y viajó a Chile para escuchar los testimonios de las madres a quienes les arrebataron sus hijos.
No es la primera vez que se aborda el tema en Suecia, sin embargo, la edición impresa del sábado y el domingo pasado lo presenta en profundidad. La televisión estatal sueca también se había referido anteriormente a las adopciones ilegales desde Chile, pero Dagens Nyheter aporta nueva información y actualiza un tópico doloroso que debiera salir a la luz.
Aunque el interés de Suecia no ha sido muy grande para aclarar lo que realmente sucedió con los niños que fueron arrebatados de sus madres, puestos en un avión y ubicados en familias suecas.
Algunos tuvieron la suerte de ser acogidos con afecto por padres que anhelaban hijos. Otros no. Y al sufrimiento de haber escuchado toda la vida que fueron dados en adopción para “tener una vida mejor” o porque «su madre los había abandonado” se suma ahora la rabia de saber que fueron víctimas de personajes inescrupulosos que los arrebataron del seno de sus madres. Que fueron robados.
En una gran cantidad de casos se trata de familias de la etnia mapuche de la zona de la Araucanía, al sur de Chile. Madres pobres y desamparadas que dejaban a sus bebés a cargo de cuidadores mientras iban a ganarse el sustento diario. Y que cuando fueron a recogerlos, al final de una dura jornada, los niños ya no estaban. O madres a quienes simple y sencillamente se les dijo que sus bebés habían muerto, a pocas horas de haberlos parido.
Cuando ellas insistieron, las amenazaron con echarle los carabineros encima, en plena dictadura cívico-militar en Chile. Todos quienes presenciamos el golpe militar del 73 sabemos lo que eso significa. Ellos tenían las armas y tenían el poder. Las madres solo tenían su dolor y su impotencia al saber que su bebé no podía estar muerto, porque habían escuchado su llanto. Pero cuando tú eres pobre, las autoridades pueden quitarte todo, incluso tus hijos.
Es el caso de la señora Irma Flores Curilem y su esposo Oscar Godoy, quienes, luego de vivir en el campo, se trasladan a la ciudad de Temuco, junto a sus tres hijos, durante la década de los 70. Uno de los niños está enfermo y necesita ser operado. Pero cuando se ponen en contacto con el hospital, son objeto de manipulaciones y graves amenazas de parte de carabineros. La pareja es de escasos recursos y no saben cómo defenderse. Finalmente, el padre firma un documento que no ha leído. Grave error, les arrebatan a sus tres hijos. 40 años después, encuentran a sus hijos en Suecia. El reportaje de Dagens Nyheter no aparecen los nombres de los hijos ni tampoco si se han reencontrado con sus padres biológicos.
Quienes sí se van a reencontrar son las hermanas Hilda González y Maria Nilsson. Aunque a ambas les da miedo viajar en avión. Y más de 13.000 kilómetros las separan, Hilda vive en Santiago y Maria en Småland, al sur de Suecia.
Hilda ha buscado a su hermana desde que tuvo conocimiento de su existencia. Maria desde 2018, a raíz de la investigación del canal chileno Chilevisión. El periodista Alejandro Vega desveló el caso de las adopciones ilegales, y entonces cientos de niños – ahora adultos, adoptados suecos comenzaron a buscar a sus padres biológicos.
Un día, Maria recibe buenas noticias desde Chile. Una organización que ayuda a niños a encontrar a sus padres, y viceversa, le comunica que han encontrado a su madre biológica.
“Tu madre lloraba y lloraba. Dice que te robaron cuando solo tenías dos meses”, le escriben en un mensaje de texto.
Su madre, como tantas otras madres de escasos recursos, se había visto obligada a dejarla en una guardería, para ir a trabajar. Le prometieron que era solo una solución temporal, solo por unas semanas, hasta que su situación mejorara. El personal de la guardería se encargaba de cuidar a Maria, de solo meses. Su madre volvía para amamantarla, durante el día.
Un día que la fue a recoger, no la encontró más.
Hasta el 2018, cuando Hilda y Maria se contactan. Y en un primer mensaje de texto, Hilda le escribe a su hermana:
“JAG ÄR DIN SYSTER!”, (¡soy tu hermana!), con mayúsculas y en sueco.
– Tenemos medio mundo entre nosotras, no hablamos el mismo idioma y tenemos orígenes culturales completamente diferentes. Pero vamos a encontrarnos, dice Maria Nilsson, a Dagens Nyheter.
Imagen sacada de la versión impresa de Dagens Nyheter del domingo pasado. Fotógrafo: Alexander Mahmoud.
El diario también toca el caso de Fredrik Nyberg, quien vive en Nyköping, 100 km al sur de Estocolmo. También encontró a su madre biológica en el 2018. Entonces supo que había sido robado desde un orfanato y dado en adopción. El mismo año viajó a Chile y se reencontró con sus hermanos Guadalupe y Leónidas. Este último le entrega un papel arrugado.
Leónidas le dice que lo ha llevado consigo durante todos estos años: es el certificado de nacimiento de Fredrik. Nunca ha perdido la esperanza de encontrar a su hermano y ahora, por fin, puede entregarle el documento.
Entonces Fredrik no solo experimenta la sensación de haber sido abandonado, sensación que lo ha acompañado toda su vida. Ahora además siente rabia.
¿Cómo reparas una vida que ya pasó?, se pregunta.
Jenny Käppe, por su parte, se pregunta por qué algunas personas tienen hijos si luego se desentienden de ellos. Durante sus 40 años vivió con el convencimiento de que su madre no quería saber de ella. Que la había abandonado.
– ¿Por qué tienes hijos entonces? Solo sentía repugnancia. Pero hoy, se siente como si he vivido en una mentira, en una maldita mentira, toda mi vida ha sido una inmensa gran mentira, dice, en la entrevista con el equipo de DN.
Y durante todos esos años su madre, Juana Orias Blanco, se ha preguntado si su hija realmente había muerto. ¿Por qué no la había buscado, si estaba en vida?
En 1979, dio a luz una niña en el hospital de Nueva Imperial, en las afueras de Temuco. Pero la joven madre nunca vio a su hija, la matrona se la lleva de inmediato a la sala de prematuros.
Espera y espera y cuando, a los dos días, exige ver su bebé para darle pecho, le responden que la niña había muerto el día anterior. Se va a su casa, pero vuelve a diario para preguntar nuevamente por su hija. No puede ser que haya fallecido. Y cuando, ya resignada, pide que le entreguen el cuerpecito de su niña, para darle sepultura, una asistente social la amenaza con los carabineros.
40 años más tarde, por fin, ve el rostro de su hija, a través del celular. Y no puede creer que sea cierto.
– ¿Cómo estás Jenny? ¡Eres tan hermosa Jenny! ¡Te mando muchos besitos!
La madre y la hija se han reencontrado, después de cuatro décadas de ausencia.
Pero no todos han encontrado a sus madres o hermanos biológicos, tal cual lo constata la investigación de Dagens Nyheter.
En agosto de 1976, Rosa Carrera Tenario es hospitalizada, y luego de 15 días da a luz a un niño. Sin siquiera mostrárselo a su madre, se llevan al bebé a la sala de prematuros. Durante un mes Rosa mira las cunas, a través de una mampara. Le dicen que su bebé está ahí, y que está bien. Hasta que un día le comunican que el bebé falleció, pero no le entregan su cuerpo. Ha buscado a su hijo durante todos estos años.
A las otras madres les dicen lo mismo: que sus bebés fallecieron y que sus cuerpos van a “servir a la Ciencia”, sin darles la opción de decidir se están de acuerdo con ello o no. Tampoco les entregan certificados de defunción.
Como tampoco se lo entregaron a la madre de Daniela Manríquez, quien dio a luz en el Hospital del Salvador. Tuvo dos mellizas, pero a su madre le dijeron que solo una de ellas había sobrevivido el parto. Daniela estudia Enfermería, y cuando hace su práctica en el hospital en que nació, encuentra el certificado de nacimiento en el cual aparece que las dos guaguas sobrevivieron el parto. Entonces comienza a buscar a la hermana que nació dos minutos antes que ella.
Estos son solo algunos de los testimonios que recoge el diario sueco. Hay más.
Fotografía de la versión impresa de Dagens Nyheter. El sueño de Robert Karlsson es que él y todos los demás tengan justicia. Foto: Alexander Mahmoud.
Desde febrero de 2018, se está llevando a cabo una investigación penal en Chile que examina más de 10,000 adopciones. Al menos 640 de los casos trata de niños adoptados desde Suecia, la mayoría de estas adopciones se hicieron a través de Adoptionscentrum (Centro de adopción).
Adoptionscentrum es una organización sueca sin fines de lucro que se fundó en 1969 y que ha tramitado la adopción de alrededor de 25.000 niños, a Suecia, desde 60 países.
2.021 niños fueron dados en adopción desde Chile a Suecia, a través de este centro. Gracias a agujeros en la ley chilena de adopción, y de que las autoridades pertinentes no se percataron de ello, o, como dice Peter Wolodarski en su editorial del domingo, cerraron los ojos, se llevaron a cabo adopciones, en la práctica, ilegales. Se pasó a llevar la cláusula de que los padres adoptivos y el niño vivieran juntos dos años. En la práctica se llevó a cabo en unas semanas.
La representante de Adoptionscentrum en Chile, una mujer sueca casada con un ciudadano chileno y que ha trabajado para esta organización durante dos décadas, presentó una querella en contra de Chilevision, en 2017, cuando el canal publicó su investigación.
No obstante, una investigación parlamentaria de julio de 2019, en Chile, dio su opinión al respecto. La investigación constata que los niños fueron arrebatados a sus padres: “Es una verdad que no se puede contradecir y que se apoya en los testimonios de todas las personas que han sido llamadas a participar en este caso”. Estipula que niños desaparecieron y que esto se llevó a cabo dentro de una red que “actuó de manera coordinada con el objetivo de apoderarse de los menores, especialmente si sus madres se encontraban en situación de vulnerabilidad”.
Como siempre, en Chile, los pobres y los marginados son los más afectados. Las comunidades mapuche. Muchos de ellos de la Araucanía, de la ciudad de Temuco.
Allí se confabularon asistentes sociales con carabineros, maltrataron a los padres y les robaron sus hijos. Según la investigación a la que Dagens Nyheter ha tenido acceso, la mayoría de los niños que llegaron a Suecia son de origen mapuche.
– Era fácil robar niños en Temuco, constata Jeannette Velásquez, voluntaria de la asociación sin fines de lucro Hijos y Madres del Silencio, en entrevista con el medio.
¿Cómo reparar una vida que ya pasó? Se pregunta Fredrik Nyberg. Él encontró a su familia biológica en 2018 y supo que había sido robado a los cuatro meses de edad y enviado a Suecia en adopción. Foto: Recorte de la portada de Dagens Nyheter del domingo.
Publicado por: www.magazinlatino.com/