Andrés Solimano: “Debe ser revisado” el papel del Ministerio de Hacienda

Andrés Solimano: “Debe ser revisado” el papel del Ministerio de Hacienda

Por El Siglo / 23/12/2021

El economista sostuvo que “por mucho tiempo cualquier iniciativa pública debía ser validada” por esa cartera y se volvía un “Estado dentro del Estado”, lo que debería dejarse atrás. El doctor en economía y fundador y presidente del Centro Internacional de Globalización y Desarrollo (CIGLOB) planteó que “el presidente electo Boric tiene la oportunidad de ser el primer presidente post-1990 que efectivamente abandona el modelo neoliberal” y “puede pasar a la historia si se aleja del camino seguido por sus predecesores”. Sobre cambios y reformas en materia económica y laboral, el experto sostuvo que “todo va a depender del respaldo popular y ciudadano” que tenga el próximo Gobierno”.


Hugo Guzmán. Periodista. “El Siglo”. Santiago. 23/12/2021. Más allá de los nombres, ¿qué tareas principales ves que tendrá el futuro o la futura ministra de Hacienda?

En los últimos 40-45 años los Ministros de Hacienda, siempre hombres, han sido muy poderosos en los gobiernos, lo que refleja la importancia que siempre se le asignó a mantener y consolidar el modelo de desarrollo neoliberal en Chile. Esto se ha tendido a debilitar un poco en los últimos cinco a seis años, pero persiste. Genéricamente, el Ministro de Hacienda es quien administra la “hacienda pública”, es decir, la recaudación de recursos fiscales provenientes de impuestos y otras fuentes, y el gasto publico, prepara y negocia el presupuesto del Estado en el Parlamento. Lo que ha pasado es que por mucho tiempo cualquier iniciativa publica debía ser validada por el Ministerio de Hacienda. La Dirección de Presupuesto dependiente del Ministerio de Hacienda se ha constituido en un especie de “Estado dentro del Estado” ajustando unilateralmente  programas y presupuestos de otros Ministerios, en forma omnímoda. Todo esto debe ser revisado, a mi juicio, aun manteniendo el principio de que hay que mantener finanzas públicas sanas.

Siempre se mete presión a los gobiernos progresistas y de izquierda, con la estabilidad financiera fiscal, el manejo del presupuesto, la macro economía, ¿cómo ves a Gabriel Boric y su equipo frente a eso?

Efectivamente los gobiernos de centroizquierda desde 1990 debieron dar señales claras de que no se van a desviar del modelo económico heredado de (Augusto) Pinochet manteniendo  algún margen para innovar, pero en nada muy fundamental. En cambio, el presidente electo Boric tiene la oportunidad de ser el primer presidente post-1990 que efectivamente abandona el modelo neoliberal. Los presidentes anteriores mas bien fueron administradores del modelo de desarrollo heredado de Pinochet, introduciendo matices pero en lo grueso siendo continuistas. Por eso la gran desigualdad en el país, hoy agravada con una situación de deterioro social ostensible, aumentada por la pandemia. Pero el continuismo de los últimos 30 años está en crisis. De hecho, Gabriel Boric, quien viene de otra generación y experiencia vital, puede pasar a la historia si se aleja del camino seguido por sus predecesores desde 1990. El mundo observa cómo lo va a hacer, hay una gran expectación internacional en cómo se desmonta el neoliberalismo en Chile.

¿Ves peligro en el pauteo que quieran hacer los empresarios, los grupos financieros?

Por supuesto que sí. Los grupos económicos a través de su poder mediático asociado a su  control de los medios de comunicación, de tener un grupo de economistas cercanos que se alinean con sus posiciones, ya están dando los nombres de quienes deberían ser los  ministros del área económica del presidente Boric. Buscan garantías de que nada sustancial en el área económica será alterado. Pero consciente de que vivimos en una economía muy concentrada y privatizada, también hay que anotar que la nueva administración fue elegida con un enorme apoyo social y con grandes esperanzas de que se va a gobernar Chile con un estilo diferente a las modalidades seguidas por los otros gobiernos post-1990. El presidente Boric no debe escuchar demasiado a los  supuestos “sabios económicos” de siempre que son muy inmovilistas.

¿Cómo miras la posibilidad de que se haga una reforma tributaria y el impuesto a los súper ricos?

Todo va a depender del respaldo popular y ciudadano que tenga el Gobierno del presidente  Boric y cómo la gente se movilice en su respaldo. El Parlamento no es un tótem inalterable antes las correlacionas de fuerza de la sociedad civil. Un reforma tributaria genuinamente  progresiva con un impuesto a la alta riqueza es perfectamente posible. A las elites económicas les ha aumentado mucho su riqueza en la pandemia y eso pasa a nivel global también. Deben contribuir al esfuerzo de empezar a atender las necesidades sociales en educación, salud, pensione, vivienda. Boric hereda un cuadro social muy deteriorado: hay casi 600 mil personas viviendo en campamentos, el déficit  habitacional es superior al millón y medio de unidades, hay cerca de 1.5 millones de personas entre desempleados y sub-empleados, la deuda estudiantil es enorme, el déficit de transporte publico es serio, y la infraestructura de hospitales públicos y escuelas publicas están deterioradas, hay muchas carencias en un país mucho mas rico que lo que era décadas atrás el siglo 20 en que si se pudieron hacer reformas sociales y modernización productiva en Chile.

Hay cuestionamientos desde el sector privado, de entidades financieras, respecto a lo que definen como “cambios radicales”, ¿qué te parece?

No se puede tener como prioridad única solo equilibrar las finanzas públicas y mantener contento al gran capital. Chile tiene márgenes de endeudamiento externo que debe utilizar mientras se aprueba y en entra en régimen una nueva reforma tributaria. El presidente Boric no puede partir con un ajuste económico ortodoxo porque si hace esto, como sugieren ciertos economistas, se puede alienar su base social de apoyo que es crucial mantener y ampliar. El programa económico de Boric, como yo lo leo, busca re-balancear una economía que ha dejado de respetar los equilibrios medioambientales con  un extractivismo desatado y busca crear una nueva matriz productiva verde. Pero no es un programa que busca socializar la economía ni incluye nacionalizaciones, aunque pienso que debe abordar el tema de la excesiva concentración de poder económico no solo con herramientas tributarias sino también con una efectiva regulación anti-monopolio y pensar en reconstruir un sector de empresas publicas en el litio, el transporte publico, el agua, el cobre. Este es el modelo en Europa con economías mixtas capitalistas. Es que en Chile hay un capitalismo extremadamente privatizado (en la salud, las pensiones, la educación, los recursos naturales, todo). Me parece que el nuevo Gobierno debe impulsar una agenda de desarrollo post-neoliberal y en algunos aspectos, también post-capitalista y que sea ecológicamente sustentable y humanista.

¿Ves viable temas como aumento de salario mínimo, de las pensiones, de jornadas de 40 horas y otros en materia laboral y su relación con la economía?

Estas reformas en el área laboral (salariales, de pensiones y también en las leyes laborales) son fundamentales si se busca revertir la redistribución funcional del ingreso contra el sector trabajo y en favor del capital que ya lleva más de cuatro décadas en Chile y que nunca se ha revertido desde el regreso de la democracia. Nuevamente es un síntoma del desbalance estructural de la economía y la sociedad Chilena en que ha debilitado el poder de los trabajadores y asalariados, incluyendo las capas medias que viven de su trabajo, en favor de un excesivo poder de los dueños del gran capital. Además hay necesidad de readecuar los procesos laborales a las nuevas tecnologías digitales, el desafío del trabajo en condiciones de pandemia y post-pandemia,  la necesidad de un mejor balance familia-trabajo y ocio-trabajo, la necesidad de liberar tiempo a la gente para desarrollar actividades culturalmente creativas y socialmente solidarias. Hay una gran agenda del trabajo en el siglo 21.

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