El gran Víctor Jara cumple 90

El gran Víctor Jara cumple 90

En el prólogo de una biografía por salir de las prensas, el profesor de Teoría de la Facultad de Arte de la Universidad de Chile Sergio Rojas Contreras introduce una muy pertinente pregunta: ¿Cómo hacer que una vida ingrese en los límites de un libro? Más difícil aún es que eso ocurra en un artículo. Por ello, me limito a destacar ahora solo un tema de otra vida: la amplitud de las capacidades que, junto a su humanismo, transforman a Víctor Jara en el genial personaje brutalmente asesinado por el fascismo en 1973. Víctor es muy grande para “ingresarlo” en un artículo. El tema parcial que elijo hoy se inspira en el libro escrito por su compañera Joan en 1983, “Víctor Jara un canto truncado”, excelente testimonio que justifica el adjetivo “Gran” en nuestro título.

Lo grande de Víctor radica, en parte, en la amplitud de sus aptitudes, como ya lo anticipáramos. En Internet lo presentan como: “Cantautor chileno… director teatral, investigador del folclore y de los instrumentos indígenas, actor, dramaturgo y libretista… alcanzó la mayor trascendencia como compositor y cantante popular”. Me atrevo a agregar que fue brillante en todos esos oficios, los practicó por parejo, sin diferencias de nivel, todos con un contenido netamente social inconfundible.

Pocas veces nos ofrece la naturaleza tantas habilidades concentradas en un solo individuo; el progresivo desarrollo de ellas en él proviene del duro trabajo a partir de su origen campesino y obrero, de sus labores en las cosechas y cargador de sacos en el mercado que, a su vez, le dan mayor sentido al mensaje de su obra.

Su habilidad en el arte del teatro lo proyectan internacionalmente, como en Uruguay; directores famosos que van a Chile lo piden como asistente; su excelencia tanto como actor y director le genera invitaciones a Europa y los países latinoamericanos. Lo mismo ocurre con su condición de cantautor, que lo lleva a giras por todo el continente, incluso en los Estados Unidos. Pensamos que su prestigio internacional es escasamente comentado y es parte de su grandeza.

Su humanismo y conciencia de clase lo transforma en ídolo de niños, campesinos, obreros, pobladores y estudiantes. Junto a su compañera Joan, forman innumerables instancias de aprendizaje del cantar, la guitarra y la danza entre ellos. Difunden transparentemente las creaciones de sus indagaciones en terreno. Joan, sin ahondar en el concepto lo presenta distanciado de la fama, más bien involucrado en el deseo de que el pueblo entero sea creador, es una dimensión idealista de hacer del arte acción de todos. Vale la pena investigar y profundizar en ese aspecto del legado de Víctor, surge de su irreductible respeto por el pueblo poeta y músico al que pertenece, representa y conoce bien.

En lo anterior está también representada su modestia, su relación abierta y generosa, de igual a igual con los que dirige y con su público. Y, asimismo, sin ostentación o pretender mayor reconocimiento, trabaja y asesora a grupos teatrales y musicales en sus proyectos.

Siempre me ha llamado la atención la modestia sincera de los verdaderos artistas.

Por ahora solo quisiera agregar a la grandeza de Víctor la profundidad y claridad de sus textos. Su capacidad de decir mucho en pocas palabras en sus canciones y con ¡impecable certeza! para denunciar la injusticia, representar la esperanza y también alegrar. Y no hablemos del impacto en la clase dominante, que al final le costó la vida.

Hemos intentado proyectar luz sobre las múltiples dimensiones contenidas en un artista socialmente comprometido, ejemplo de la visión del rol del creador en la sociedad. Cada una de ellas merece recuerdo, estudio e investigación. Hacerlo es una forma de mantenerlo junto a nosotros.

El próximo 28 de septiembre Víctor Jara cumplirá 90 años. Fue asesinado días antes de cumplir 41. Nadie niega que está vivo, su legado espera estudio profundo y permanente, es imborrable y permanecerá actual más allá del fin de la explotación entre humanos, porque su obra apela a lo esencial del ser humano: la creatividad.

Germán Perotti

Estocolmo, 9 de abril, 2022

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