Con Víctor en casa

Con Víctor en casa

Tengo que contarte cosas, si no lo ahogo me atoro.

“Me atraganto se dice”.

Me puedes escuchar por favor…

Nos hemos visto dos veces, no, mejor dicho, te he visto dos veces.

La primera vez en Santiago, en un teatro que había frente a la plaza Brasil…

El camarada Volodia Teiltelboim daba una conferencia.

No recuerdo si era por su campaña a senador o de otra índole; la cuestión es que estabas jugando con Ángel Parra al “cachipun” para ver, quien cantaba primero.

Seis, siete años más tarde en el aula de la Universidad Técnica del Estado en La Serena.

Ahí se incrusto tu Amanda.

Desde esos tiempos que canto entre lo mío, lo tuyo; Hoy, desesperado, incrédulo ante la infamia grito tu “Derecho de vivir en paz”.

Muchas veces he cantado tu canto, pocas veces, pero muy pocas veces, he terminado el cantar…Se me enreda el alma como “arpillera de saco e papa” y no me sale ni un suspiro…

¿Como cantar La pala…?

Sin doler y reír del contento de tu pueblo:

“Pero he visto que la noche/ha comenzado a aclarar/despacito, despacito…”

Tu pasión de vivir está en revoltijo de harinas, para hornear en Constituyente…

Y tú ríes, tu risa es un encanto…

Me gusta “el hombre es un creador”; de alguna manera, tiene que ver conmigo y con mi oficio.

“Cuando voy al trabajo” es mi escapulario.

Estoy convencido que interpreta la vida entera de miles, millones de seres humanos que pueblan el mundo.

Todos en el mismo tren.

“Cuando llego a la casa/ estas ahí/y amarrando los sueños/Laborando el comienzo de una historia/sin saber el fin…”

Ese “sin saber el fin” me tiene loco de respuesta, de saber.

Los que luchan por el derecho de un vivir parejo y ascendente, saben que la cuestión no está a la vuelta de la esquina…

Ni a la otra cuadra tampoco…

El capital es muy poderoso. Maestro en la mentira,

La empareja no es para mañana, tenemos que buscar, luchar para conseguir rastrillos, palas, carretillas, grúas, ingenieros y médicas…

Es un hacer muy re largo.

Imagínate y estrújate, el gran capital ha sobrevivido miles de dinosaurios y todavía no puede mangonearlos como antes.

Tu pueblo y tu canto no anda de rodillas.

Se que los dolores son andenes que llevan los infiernos, el ser y pensar bestial, lo inhumano se desparrama como el grito de un misil…

Pero tengo que decírtelo…:

Por más de cuarenta agujeros infernales, aterrados ventanales, acallaron por un rato tu cantar.

El día, mañana, ayer…. los tiempos leyeron tu canto, “los arrancados te volvieron” por los mismos ventanales; te trajeron con Violeta, con Neruda y con Allende; eres, son y serás siempre días buenos, de amasijos liudando, siempre tiernos y de amor en celosía.

Querido Víctor, gracias por los atoros… 

Te cuento lo que se, en vivo y en directo lo vivido.

En toda Europa eres el alma enamorada del vivir soberano.

Se ha llevado tu nombre en miles y miles de mítines.

En todas las grandes ciudades del mundo, organizaciones llevan y llevaran tu nombre…Todas luchando por la paz y dignidad de los pueblos.

Sin tu hacer y vida multifacética, no sé, no puedo imaginarme otra vida sin ti, de adonde sacar tanta alma, tanta fuerza, tanto amor por tu creencia. 

Las mil guitarras que llevan tu nombre y canto; un invento y sacrificio lindo y de conciencia ha traído tu pensar, tu hacer y la crueldad… La valentía de tu tiempo nos ha dado el despertar de la verdura y el arado, las mariposas son otras mariposas, son palomas y volantines. Tu vivir nuestro nos dio los misterios del árbol, la discusión de las raíces…

Todo, hasta mañana y siempre, serás acorde y canto, poesía y teatro, color, identidad cultural, insurrección de agua…

Serás siempre la dignidad que confluye con el vivir en paz.

Agradezco infinito haberte visto dos veces y llevarte toda una vida en asomo.

Gracias Cantor.

Alejandro Fischer Alquinta.

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