Viernes 29 de Marzo del 2024
Puente que se puede cruzar
El “Café Concert ‘El Puente’ – por una cultura diferente” está cumpliendo con creces lo que su nombre promete con sus tardes sabatinas. Nuestra antigua ambición de hacer cultura no solo para soportar el exilio o por nostalgia, sino para comunicarnos con la sociedad que nos acoge, ha encontrado en esta nueva forma de trabajo una dimensión poco considerada hasta ahora: junto con superar la nostalgia, encontrase con lo nuevo, con lo diferente. Entiendo que ese es el “puente” que el Café nos invita a cruzar.
El sábado 16 se comprobó lo planteado en una memorable tarde de música nunca antes escuchada en nuestro local. Hasta me atrevo a decir: no creo que esas viejas paredes hayan escuchado el nombre Johan Sebastian Bach antes del sábado. Vale decir, estamos gozando la “cultura diferente” que esta nueva actividad de “la Víctor Jara” nos viene ofreciendo a partir de este tibio verano del 2017. Buena muestra de que estamos desarrollándonos.
En efecto, con una nutrida concurrencia (muchas caras nuevas incluso) el eximio joven guitarrista chileno Nicolás Salvador nos solazó con música variada y su maestría en la guitarra. Fue un concierto que, salvo las largas presentaciones orales, devino en una perfecta tarde. Contamos en ella con un guitarrista más que consumado, que fue lo central en el éxito del encuentro. Se trata de un joven carismático, que aporta sobradamente a esa “cultura diferente” que se nos quiere introducir; su liviana, informativa y didáctica manera de presentar su trabajo hace que el público ría, escuche aliviado y con respeto.
Pero más interesante aún es que en la tarde del sábado 16 Nicolás Salvador nos ofreció dar un paso trascendental en la superación de la visión clasista de cultura que la sociedad burguesa ha impuesto. En su presentación nos entregó composiciones de dos italianos, Mauro Giulianin y Castelnouvo-Tedescos, y otros compositores como, Eduardo Martín de Cuba; Heitor Villa-lobos de Brasil; Agustín Barrios Mangoré el Guaraní Paraguayo; Astor Piazzolla, y finalmente, una pieza de su autoría: "Tonada Porteña".
Toda una mezcla de arte clásico y popular que despierta un viejo anhelo: “rescatar la creatividad del pueblo”. Es decir, hacer justicia superando los prejuicios y el elitismo burgueses. En Suecia, sociedad considerada de avanzada cultura, por ejemplo, la prensa presenta novedades de la música calificando los
diferentes géneros como “rock”, “vanguardia”, “metal”, “popular”, etc. y solo cuando presenta lo que en Chile mal llamamos “música clásica”, rubrican “música artística” la noticia. La sociedad de clase reflejada hasta en eso. El ejemplo hace recordar también que Chile donde, por desgracia. la pugna entre pueblo
trabajador y élite regente continúa, las “Bellas Artes” incluyen sólo la pintura y la escultura y a veces la arquitectura, toda otra expresión es “arte vulgar”. Y ocurre que está por cumplirse un siglo desde que, desde las aulas universitarias y a través de académicos progresistas, se intentó reivindicar las expresiones
creadoras de nuestras etnias originarias y de nuestro pueblo, incluso otorgándoles a su aprendizaje nivel universitario (historia que da para otro artículo) e intentando acercarse al pueblo con la creación de museos, orquestas, ballets y teatro, introduciendo lo llamado “clásico” a través de sus Institutos de
Extensión. La respuesta pinochetista a todo ello fue prohibir instrumentos, cerrar cursos y carreras relacionadas con el arte y matando trabajadores de la cultura.
Lo que Nicolás Salvador hace con su manera de ejercer su vocación artística, es ensanchar el puente que el Café Concert construye, mostrándonos la “cultura diferente”, en otras palabras: la cultura del futuro, la de la sociedad sin clases, en la que nuestros Mistral, Neruda, Parra o Jara y “la nueva canción chilena”
perdurarán junto a Bach, Beethoven, Picasso y tantos otros, sin distinción. Sólo con la connotación de haber aportado a la sensibilidad humana y la paz.
Germán Perotti
A 18 días del día de la patria
Federación Nacional Victor Jara - Estocolmo, Suecia
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